Món

Por si algún día me matan al grito de “¡Maricón!”


Carta a mis amigues, familiares y vecines

Si algún día me matan a grito de “¡Maricón!”, quiero que queméis toda la ciudad, que empapeléis todas las paredes con las caras de mis asesinos y pedid justicia, pero no venganza.

No tengáis vergüenza por vuestra rabia o tristeza ni remordimiento cada vez que veáis mi cara en los informativos (¡Es puro morbo!), ya sabéis que sus caras (las de mis asesinos) solamente la mostraran el día que juzguen sus actos. Romped televisiones, agujerear paredes, llorarme lo que necesitéis, gritad si es necesario. El dolor es de una misma, aunque el dolor y la rabia pueden ser colectivos. Tengo la seguridad que con los años en la memoria colectiva quedará grabado el asesino de “a grito de maricón”, pero nadie se acordará de las personas asesinas.

Querides amigues, familiares y vecines, que mi muerte por ser maricón no sea un campo de teoría.

Esta carta debería empezar con querida familia, amigues y vecines, pero estos días que se está juzgando a las personas que supuestamente cometieron el asesinato de Samuel Luiz a grito de maricó,n estamos acudiendo a un debate: el antipunitivismo. Este debate antipunitivista se ha generado a partir de que personas anónimas hayan compartido en Instagram las caras y nombre de los supuestos asesinos de Samuel Luiz.

Todos los artículos en medios de izquierdas y transfeministas se han subido a este debate pidiendo clemencia y no venganza, señalando los errores a la hora de compartir en redes sociales las fotos y nombres de los asesinos, pidiendo empatía porque, nosotres, el colectivo LGTBIA no somos como “ellos” y queremos una sociedad más igualitaria, más equitativa, que abogue por la educación y la responsabilidad colectiva. Todes señalando con el dedo acusador a toda la gente que compartió las fotos de estos supuestos asesinos y sus colaboradores con una actitud clasista y paternalistas. También hay artículos con la opinión a favor de compartir las fotos y sacando una conclusión: ¡Qué la vergüenza cambie de bando!

Mucho buenismo, pero me pregunto: ¿Por qué siempre sale el debate antipunitivista en casos tan mediáticos como este? Veo muy buenas intenciones, muchas ganas de teorizar, porque parece ser que aquí si no se referencia a alguien no te consideran lo suficientemente activista en pro de los Derechos Humanos.

La gente en el acto mismo de compartir una fotografía no está juzgando, ni señalando, ni mucho menos le está quitando la oportunidad de que los asesinos puedan reinsertarse en la sociedad, con su acto está mostrando su rabia, su dolor o su forma de gestionar que vuelva a ver en las noticias “el caso de Samuel Luiz”. O quizás, simplemente está recalcando que no cree en la justicia y que la sociedad tiene memoria democrática, por lo tanto, está compartiendo sus vulnerabilidades, sus miedos, sus inquietudes, pero no está juzgando, ya que no tiene una toga para poder hacerlo y poder dictar sentencia. Por lo tanto, decir que estas personas que comparten las fotos de los supuestos asesinos están equivocadas es no tener empatía hacia ellas, que muestran su dolor, y pedirles un ejercicio de empatía hacia las personas que están en un proceso judicial. Y eso creo que es un error, esto no es una cuestión colectiva, porque si así fuese, primero habría que tener en cuenta la opinión de las familiares y amistades de Samuel Luiz, antes de sentar cátedra (como si todo un colectivo pensara y opinara de la misma forma).

A veces tengo la sensación con estos debates que se habla desde un privilegio (el mismo que mantengo yo ahora mismo con este artículo-protesta-reflexión) y a las teorías les falta mucha calle. Evidentemente, nadie va a terminar con la homofobia ni con este debate ni con las redes sociales, puesto que esta es estructural en el sistema.

Estos días, a raíz de este debate en redes sociales, se me ha removido todas las agresiones sufridas en mi adolescencia y todas las veces que me llamaron o me señalaron por ser maricón (estando yo en el armario). Y mis agresores nunca tuvieron vergüenza ni miedo, en cambio, yo sí lo tuve. Y que por una vez podemos realizar un acto colectivo para que la vergüenza cambie de bando, no nos neguéis ese derecho ni habléis en nombre de todo un colectivo. Y no estamos pidiendo venganza, ni que puedan reinsertarse en la sociedad, ni que pidan perdón constantemente, estamos reclamando el derecho a que se haga justicia por Samuel y por todas las maricas que han sido agredidas.

¡Amigue, si me asesinan quema la ciudad!

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