Nou Barris

Comunalizar la cultura

El Merc-Art, organizado por el Kasal de Joves de Roquetes, es un buen ejemplo de cultura cuir i transfeminista en el barrio.

Vamos a hacer un escrito para volver al punto de partida y reencontrar de nuevo los motivos de porque hacemos cultura transfeminista y cuir desde los márgenes, por y para todes nosotres. Reescribir es hacer un ejercicio de genealogía y reconocer de donde venimos y hacia donde vamos, esto no quiere decir abrir de nuevo un debate asimilacionista o liberador de los movimientos sociales, ya que la cultura de por sí transforma radicalmente a las personas (a quienes consumen cultura y a quienes hacen cultura).

Ahora bien, si entra un caballo de Troya en la cultura cuir y transfeminista, hemos vuelto a perder otra vez la batalla y lo único que conseguimos es que unes poques consigan hacer cultura, es decir, producir cultura, vivir de la producción de la cultura (desgraciadamente vivimos en un sistema neoliberal), participar en ferias del libro o eventos culturales, pero, ocupando la centralidad y nunca visitando los espacios culturales periféricos, los que son de barrio, los que no ocupan espacios que garantice el capital social, por qué para el Ego siempre es mejor ver una sala con 50 asistentes que ver una sala con 5 personas de un barrio obrero. Y es en el barrio obrero donde realmente se produce la transformación social, cultural, educativa y comunitaria; esas cinco personas después irán a otras cinco personas, y estás a otras tantas y desde lo común transformaran sus hábitos para generar nuevos espacios de lucha y de disidencia comuna.

Evidentemente en la cultura queremos la mayor representación y visibilización posible de nuestras realidades, quizás nos deberíamos de preguntar: ¿Estamos siendo representadas? ¿Quién está ocupando estos espacios? ¿Cómo lo está ocupando? Por ejemplo, en el sector editorial ¿En qué editorial estan publicando las autoras? Es cierto, que, por ser mujeres y disidencias con unos valores transfeministas, interseccionales, cuir, con perspectiva de clase siempre vamos a estar observadas por la heteronorma y por la lupa exhaustiva de les nuestres, porque sabemos lo que este sistema promueve, pero muchas veces se nos olvida esta genealogía y sin darnos cuenta ocupamos espacios de centralidad. Esto no quiere decir solamente reconocer nuestros privilegios ¿De qué sirve reconocer tus privilegios, pero no hacer nada para ceder tu espacio?

Y nosotres, estamos cansadas de lemas para ocupar la centralidad, estamos cansadas de poner todo en el centro y que después solo ocupen ese espacio unes cuantes, obviando otras realidades. Hay que poner más en práctica la habitabilidad de los márgenes, que las personas visiten los márgenes y rehuir de los centros. En las periferias de los márgenes está la revolución cultural para transformar nuestras realidades, esto no quiere decir asaltar los cielos y hacer la gran revolución, quiere decir ser hormigas para ser, estar y formar parte de una comunidad sin volver a los armarios ni a performar la masculinidad o feminidad hegemónica por simple supervivencia en contextos precarios.

Nos toca reflexionar mucho en cómo nos relacionamos con la cultura para acabar con la saturación del mercado, con las presentaciones de libro multitudinarias y buscar espacios pequeños, donde los cuidados estén más presentes y donde el debate de lugar a ejercicios prácticos para llevar a cabo. Si realmente queremos hacer cultura cuir y transfeminista, tenemos que salir de la heteronorma neoliberal y hacer otras cosas diferentes, pero igual de transformadoras y transgresoras. Y eso también significa ceder espacio y dar espacio a otres que, por capital social, por no tener los contactos, porque nunca han podido publicar, porque no tiene el tiempo necesario, no han podido ser representación ni ocupar el espacio que le corresponde.

Recuperemos las proclamas libertarias de Paco Vidarte y recuperemos nuestra esencia, que no deja de ser comunalizar todo para construir nuevos horizontes, él decía: “No se puede ir hacia atrás. El origen está delante, es el futuro, nos está esperando (2007)”. Por esta razón, en todos los barrios una librería transfeminista y cuir, un centro cultural autogestionado, un casal de jóvenes, un casal de barrio, un orgullo, una asamblea feminista, todo por soñar, todo por hacer y todo por construir en los márgenes. Y la construcción se tiene que hacer por y para nosotres, no siguiendo el ejemplo de ningún otro espacio, que cada cual haga su propio recorrido (¡Comparar y copiar no es el mejor ejercicio cuir y transfeminista!).

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