Prosperitat

Mónica Bocaz: “Uno tiene que implicarse, sobre todo con la gente que está más excluida”

Entrevistem a la Mónica mentre fa un taller de manualitats amb les usuàries de la residència Viladrosa per a persones amb espectre autista. L’Edi, la Maria, el Piero, l’Eric, la Yolanda, el Pipe, el Jose, el Pau, i l’Ivan baixen cada dijous a l’hort okupat a fer alguna activitat dinamitzada per la Mónica.

Fotografia Xavi Ariza.

¿Esta actividad la llevas tu sola?

Yo lo preparo, pero siempre tengo gente que colabora. Este es el tercer año que trabajamos con ellos. Vienen todos los jueves y no dejan de venir ni en vacaciones ni en navidad, porque su lugar de vida es aquí. Y cuando tenemos actividades de fin de semana siempre los invitamos y se sienten muy parte de aquí. La evolución que hemos tenido es impresionante, por ejemplo, cuando empezamos solo había uno que pintaba y ahora todos participan, todos saludan, te dan besos, es un gran cambio.

¿Aquí se relacionan con la gente?

A cada persona que entra, ellos le cuentan como se llaman, de donde vienen y porque, siempre. Se relacionan superbién.

¿Qué beneficios tiene para ellas venir aquí?

La sala de actividades que tienen en la residencia está en un subterráneo, sin ventanas. Aquí se relacionan con mucha gente que pasa. También marcamos normas y también es un momento de mucha colaboración con los educadores, que tienen un trabajo muy fuerte, porque se ocupan mucho de cosas domésticas. Aquí hacen actividades más pedagógicas, cantamos mucho y tienen relación con el gato del huerto, es muy beneficioso. Cuando alguno se altera alguna vez, estamos todos, contenemos y se calma.

¿Cómo nació esta actividad?

Ellos vinieron a visitar el huerto cuando empezaron, estaban conociendo el barrio y ahí les dijimos que vinieran y que haríamos actividades. Poco a poco han ido viniendo y son parte importante de la huerta. Yo preparo el material y las actividades, me preocupo de que sea una sesión pedagógica entretenida, y luego hay personas del huerto muy implicadas, como la Jenny. Llorenç tiene muy buena relación con ellos, les canta cuando se van, les da conversación. Ellos tienen una memoria impresionante con los nombres, saben quién juega a dominó con ellos, quién hace otra cosa, etc. Es mucho beneficio para ellos, porque tienen que tener relaciones, porque no tienen grandes actividades, más que caminar por el barrio. Y vienen aquí a compartir con gente y después en la calle se encuentran con esa gente y se saludan y esos es importante. Y también es bueno para la gente de la huerta, porque les permite no estar encerrados en el grupo que están siempre, abrirse.

Tú lo haces de forma voluntaria ¿Cuál es tu motivación?

Yo veo que uno tiene que implicarse, sobre todo con la gente que está más excluida en una comunidad. Yo soy arteterapeuta, trabajo con el arte en acompañamiento de personas con dificultad, y ellos lo son. Un autismo siempre va asociado a otra cosa, no es nada comparado con el aislamiento. Que su única vida sea pasear por el barrio sin conocer a nadie, pues eso no es vida. Entonces eso me llevó a mí a una vocación y el huerto me apoya si necesito comprar material, en poner las cosas en valor, en saludarlos con cariño y respeto… Entonces, puede que yo lleve la parte del material, pero hay un apoyo y una apreciación de parte de la huerta.

¿Un espacio como este es un buen sitio para hacer arteterapia?

De todas las maneras, porque ellos no pueden estar sentados en una sala todo el rato, aquí miran las plantas, riegan, tiramos la basura… Se sienten útiles, que son parte. Está comprobado que el aprendizaje y las actividades en la naturaleza bajan el estrés, entonces obviamente que a ellos les baja el estrés, porque el entorno de aquí es naturaleza, y ellos viven estrés, porque tienen frustraciones, de no poder comunicarse, de no tener pareja, etc.

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